Ángel González en el Mirabeche, con Riberas y la desembocadura del Nalón al fondo Foto: Juan José Rodríguez -Navia |
“María era una joven, por fortuna, más bien gordita. El padre y las tías estaban acostumbrados a obligarla a comer desde su nacimiento, cuando el médico diagnosticó una debilidad incompatible con la vida. Manuel Muñiz se empeñó en sacarla adelante. Pasaron los días, la niña resistió, se sobrepuso a las secuelas de un mal parto. Después el padre la envió a Riberas de Pravia, para que la criasen el aire limpio y los cuidados estrictos de la tía Clotilde. Volvió feliz a Oviedo, convertida en una muchacha gordita y paciente, las dos virtudes más indicadas para llevarse bien con la tía Clotilde.”[1]
“El aire de Riberas de Pravia era sano, y Clotilde una mujer escrupulosa, madre de un hijo y capaz de cumplir a la perfección los cuidados que la niña necesitaba. tía Clotilde, con el marido en la Habana [2]y la rectitud en el cuerpo, había nacido para eso, para caminar derecha en los senderos cotidianos y en las revueltas del destino. Unos años después también se hizo cargo de Rosita, la hija de otra hermana fallecida.
Casa de Dª Clotilde en Ucedo |
Doña Clotilde |
María Muñiz, doña Clotilde y Maruja (Hermana de Angel) |
―Pero ¡como te vas a casar con un cojo!
María no estaba dispuesta a volver a Riberas de Pravia. Su decisión era definitiva. apoyada por la memoria de su padre, que no dejó de repetirle al oído su consejo todas las noches de aquél invierno, contestó como una señora de su casa:
―Tía, el conde de Romanones también es cojo, y mira hasta donde ha llegado.[5]
Fruto de ese matrimonio nacieron Manuel Julián, en 1909, María teresa, en 1911, Pedro, en 1912 y trece años más tarde en 1925 Ángel González.
“María se llevó un susto al saberse embarazada trece años después de que hubiese nacido Pedro. Ni el matrimonio, ni la tía Clotilde, ni la ciudad de Oviedo esperaban un nuevo hijo para la familia González Muñiz. Hay cosas que no se hacen a cierta edad y en ciertas épocas. Una mujer cuarentona en estado de buena esperanza corría entonces el peligro de recibir miradas insolentes o de soportar algún comentario chistoso al pasear con su marido por la calle. después de tantos años casados, no habían sabido ordenar las pasiones y establecer las fronteras que distinguen el amor del vicio. […] Supongo que tendrás más cuidado y menos debilidades de aquí en adelante, le dijo tía Clotilde con una extraña huella de ternura en la voz.
―¿Dónde va a dormir el niño?[6]
Ángel González en 1930 |
A finales de julio [ de 1936], la tía Clotilde, la prima Carmina y los descendientes de su gata de Angora esperaban en Riberas de Pravia, como todos los años, a María Muñiz con su familia. Estaba haciendo mucho calor.[7]
Posteriormente seguiría acudiendo con frecuencia a Riberas para visitar a sus primas Rosa y Carmina Labra.
En el año 1993 Ángel González, en una entrevista para el programa «La Senda» de Antena-3 , dirigido y presentado por el praviano José Luis Balbín evoca sus vivencias en Riberas. Así lo relataba el periodista Antonio Arguelles en un artículo de La Voz de Avilés :
Artículo publicado en la Voz de Avilés el 31 de diciembre de 1993 |
El poeta asturiano disfrutó en Riberas da largas permanencias que se iniciaron en su niñez ―el Premio Príncipe de Asturias quedó huérfano de padre a muy corta edad y su vida infantil pasó infinidad de peripecias, hasta una larga tuberculosis curada en un pueblo leonés del valle de Laciana― y se mantuvieron hasta su juventud ―”el último año que veraneé en este lugar tenía 21 años de edad”, comentó el poeta ―, lo que ha prendido un fuerte arraigo y un cariño especial a la comarca.
Para Ángel González, volver a contemplar la solariega casona, pasear nuevamente por los caminos de Riberas ―”en la actualidad mejor conservadas, por lo que no precisa de las madreñas para andarlas”, dijo en un momento de la conversación fuera de cámara― fue rememorar un tiempo feliz, una época que marca y no se olvida. Desde la terraza de casa de tía Cecilia [Clotilde], ante las cámaras de televisión, entre un tinglado de luces, cables y micrófonos, Ángel González y José Luis Balbín profundizaron en una larga conversación que sirvió para que los que tuvimos la suerte de presenciar este rodaje, conociésemos con largueza y detalles la vida, obra y vivencias de nuestro poeta asturiano, premio Príncipe de Asturias. Porque la charla mantenida entre poeta y periodista fue muy enriquecedora para los que la presenciamos.
Riberas ha tenido la suerte de que sus lugares fuesen recorridos por este universal poeta que enseña español en una universidad americana, fue funcionario y pasante de abogados y que se metió clandestinamente en la Alemania del Este y que tuvo la desgracia de pertenecer a una familia acosada por la dictadura ― a uno de sus tres hermanos lo mataron en Salas cuando buscaba salida a la grave situación de Oviedo―, Y en esta filmación que los equipos de Antena 3 TV rodaron para una próxima serie que con el título de “La senda de…” aparecerá próximamente en la rejilla de esta cadena, las bellezas de estos lugares asturianos del concejo de Soto del Barco harán fondo ambiente a la charla de nuestro gran poeta ovetense.
Al tener conocimiento de estas andanzas de Ángel González por los lugares de Riberas brindo y sugiero a la corporación de Soto del Barco la ocasión de un homenaje y la colocación de una placa en la casona para perpetuar esas temporadas que el poeta vivió en este pueblo de su concejo.”
Desde la Asociación el Trichorio nos sumamos a esta sugerencia hecha con escaso éxito hace veinte años, por el periodista Antonio Arguelles y la hacemos nuestra.
Para que yo me llame Ángel González .... |
[1] Luis García Montero. “Mañana no será lo que Dios quiera” pág. 27 2009, Santillana Ediciones. S.L.
[2] El marido de doña Clotilde era Félix Martínez y Fernández, hermano de Evaristo, el que construyó la “casa de Marina Cándida”, (era el padre de Marina y abuelo de nuestro colaborador Carlos Rodríguez-Navia)
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[4] Ídem nota 1 pág. 36
[5] ídem pág. 44
[6] Ídem pág. 62
[7] Ídem pág. 193
Nuestro agradecimiento a Hermosinda de Ucedo por ponernos en la pista de las estancias del poeta en Riberas, al que recuerda como una bellísma persona y por facilitarnos el artículo de la Voz de Avilés y a los hermanos Carlos y Juanjo Rodríguez- Navia, parientes de Ángel, por las fotografías.
Nuestro agradecimiento a Hermosinda de Ucedo por ponernos en la pista de las estancias del poeta en Riberas, al que recuerda como una bellísma persona y por facilitarnos el artículo de la Voz de Avilés y a los hermanos Carlos y Juanjo Rodríguez- Navia, parientes de Ángel, por las fotografías.
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