Faustino Ángel Fernández Cerra, «Angelín de la Belía», jubilado de Ensidesa, aficionado al cultivo de la huerta, el jardín y los árboles frutales, feliz en el monte escuchando la cirrica y el reitán, nace el 17 de mayo de 1937, en el lugar de la Belía, (Vilía o Velilla)[1], hijo de Ángel y de Josefa.
Su abuelo paterno era carpintero, pero la afición artística le viene más por la rama materna: “ En la familia de mi madre eran artistas… un pariente, Saturnino Cerra[2] es actor y unos primos de Gijón eran tallistas y pintores.” “Cuando el Emperador Carlos V desembarcó por error en Tazones (Villaviciosa), camino del monasterio de Yuste, un antepasado de mi madre le regalo una talla que representaba a cinco gochinos mamando de una gocha. Y parece ser que, aunque el obsequio fue bautizado como “una gochada”, al emperador le gusto.”[3]
A los 8 años, mientras lindiaba las vacas sentado en un prao, tomando como modelo un llavero que había sacado en un tiro de feria, hizo, a punta de navaja, su primera talla. Se trataba de la imagen de una virgen que, en alusión a la madera en que esta tallada, bautizó como "La Virgen del Nogal, y que aun conserva.
Los trabajos y quehaceres diarios no le dejaron tiempo para dedicarse a esta prematura vocación, que tendría que esperar para desarrollarse hasta cumplidos los 40 años. Fue entonces cuando en un improvisado taller en la pontonal del hórreo de la Plana, con la luz del poste, dos gubias, dos formones y mucha paciencia, dio relieve a una tabla que había encontrado a la orilla del río Nalón. De ahí salió "El Corazón de Jesús".
Mas tarde vendrían una Virgen, medallones, escudos, bandejas, marcos, empuñaduras …. Desde entonces y hasta ahora, siempre de manera autodidacta, ha ido perfeccionando su técnica. Trasladó el taller de la pontonal del hórreo de la Plana al sótano de su casa de la Quintanona, frente a la Fontanina, donde, sobre todo en invierno y en días de lluvia, le pasan las horas, frente al banco de trabajo, al que un antiguo alumno de Ranón, al que trasmitió sus conocimientos altruistamente durante una temporada, y que acabó dedicándose a la restauración, le colocó unas ruedas para acercarlo a la puerta y aprovechar mejor la luz natural. Agachado sobre una pieza de madera, golpeando con paciencia, con mucha paciencia, y delicadeza la gubia «Mifer» traída de Galicia, del pueblo de Fraga, con una maceta regalo de Javier de Riolavega, especial para los golpes precisos. Para los otros, los más rudos, para devastar, tiene otra mas pesada, de hierro. Comprobando la simetría de la talla con el compás y el calibre, rodeado de buriles, formones gubias y cinceles, comprados en las Artes de Avilés, de carpetas con dibujos, bocetos y patrones, tan absorto en su trabajo que es muchas veces la voz de Rosa, su mujer —“¿¡Subes o qué!?”—, la que le tiene que recordar que no sólo de arte vive el hombre.
La madera con la que más a gusto trabaja es el fresno, sin desmerecer al castaño y al nogal, pero “el nogal es complicado de encontrar; hubo muchos en la finca de la Isla, pero hubo una época, hace años, en que debió de estar especialmente buscada esta madera porque se vendieron todos, y se aprovechaba hasta la raíz, la cual arrancaban usando excavadoras. El castaño, para que se le puedan sacar piezas que sirvan para la talla, tiene que tener de cuarenta años para arriba.” “La madera para que se trabaje bien, tiene que estar cortada en su tiempo, cuando la savia esta baja, sino, no limpia”
En la pintura se inició por culpa de Javier el de Chilín[4]que, a finales de los años ochenta, era concejal en Muros de Nalón y le invitó a participar en una exposición. Allí entabló relación con Juan, un pintor de Mieres, que sería su maestro durante los años 1989 y 1990.
Dibujo hecho en la escuela con Don Daniel |
La mayoría de sus cuadros son reproducciones de obras de otros autores. Tiene especial predilección por la obra de Pascual Tejerina[5]. Su estilo es clásico y realista hasta en los más mínimos detalles, lo que nos hace dudar a veces si estamos ante una foto o ante un óleo. Como anécdota que ilustra esta precisión en el detalle, recuerda como después de pintar una a una las más de doscientas tejas que había en los tejados de un hórreo y una casa tradicional asturiana, su profesora le ponderó lo bien que le había quedado el humo de la chimenea.
La obra de Cerra, expuesta en numerosas ocasiones y dispersa por múltiples lugares como Tineo, Cuenca o Venezuela, está realizada, sobre todo, con mucho amor, lo que la hace única e irrepetible.
Escudo del apellido Fernández-Cerra Peláez |
Escudo de Soto del Barco |
Escudo Constitucional de España |
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Escudo de Pravia |
Arca |
Detalle del arca |
Detalle del arca |
Percha que simboliza un homenaje al castaño |
Virgen y peana en madera de texu de Santander |
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Cristo en madera de texu |
Bandeja y cascanueces |
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Medallones |
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Ruxideros. especie de sonajeros artesanales realizados según las indicaciones de Esteban el de Engracia |
Escudo a la espera de apellido |
Trabajando en su última talla |
El texto de este artículo esta escrito a partir de la entrevista realizada a Angelín el 10 de septiembre de 2013 en su casa. Las fotografías, que no hacen justicia a las obras, fueron hechas, unas en su casa durante esa entrevista, y otras a las obras expuestas en la Sala de Exposiciones de Puerta del Mar en San Juan de la Arena el 26 de marzo de 2013.
[1] La Belía, Vilia, Velilla o Belilla. Respecto al origen de este topónimo, D. Antonio Juan De Bances y Valdes, en su obra, varias veces citada en este blog, “Noticias históricas del Concejo de Pravia”, escrita en la Bouza en 1806, enumerando las capillas que había en Riberas, hace referencia a Nuestra Señora de la Belilla en Monte de Rey.
[1] La Belía, Vilia, Velilla o Belilla. Respecto al origen de este topónimo, D. Antonio Juan De Bances y Valdes, en su obra, varias veces citada en este blog, “Noticias históricas del Concejo de Pravia”, escrita en la Bouza en 1806, enumerando las capillas que había en Riberas, hace referencia a Nuestra Señora de la Belilla en Monte de Rey.
Por otro lado el termino “Belía” también se utilizaba antiguamente para designar al conjunto de todos los rebaños de un pueblo. Así en un trabajo de Miguel Peña Sanz del año 2006 titulado “Los Pastores en las reglas, capitulaciones y ordenanzas para el buen gobierno de los pueblos Maragatos” en unas ordenanzas de 1692 encontramos las siguiente reglas:
“BELIA DE BUEYES Y BACAS. El pastor que no las saque bien, pague por cada vez un real …
BELIA DE YEGUAS. Si no las lleva por su sitio acostumbrado el pastor ha de pagar la pena de un real.
BELÍA DE CABRAS. Si el pastor no las lleva por el sitio acostumbrado , pague la pena de un real.
-si se pierde alguna:
- de más de dos años, pague 5 reales.
- hasta dos años, dos reales y medio.
- si se pierde el cabrito al nacer, medio real.”
Teniendo en cuenta que un poco más arriba está “La Cebedal”, podemos especular con la posibilidad de que esta acepción de la palabra Belía esté en el origen del topónimo.
Saturnino Cerra |
[3] Carlos I de España y V de Alemania viajó a España en septiembre de 1517 para ser nombrado Rey a sus 17 años. El lugar previsto para el desembarco era Laredo, en Santander, pero una fuerte tormenta desvió la flota hasta las costas asturianas y arribó a Tazones (Villaviciosa) el 19 de septiembre.
[4] Javier Blanco Cascallar, hijo de Germán y de Marcelina de la Bernadal.
[5] Pascual Tejerina, Sebastián. Pintor gijonés (9 de diciembre de 1924 – 14 de septiembre de 2003)