Artículo escrito por Elma González Tamargo[1] y publicado en la revista “Riberas y sus Gentes” editada en el año 2003 con motivo del bicentenario de la Iglesia [2]
Caminando bajo el sol y la lluvia
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar”
Verso clásico de la literatura española, que nos da pie para hablar de un oficio y servicio publico del Estado como es Correos.
Funcionarios del Estado que desarrollamos nuestro trabajo por el camino andante de los pueblos, villas y ciudades, dedicados a repartir la correspondencia diaria de cada uno de nosotros: en este capítulo me encuentro, jubilada actualmente por la edad, recordando mis años infantiles y juveniles, con dos hijos Pilar Isabel y José Ramón fruto de mi unión matrimonial con Benjamín Prendes y que con 35 años me hice cargo de la cartería de Riberas, el 1 de noviembre de 1967, siendo mi antecesor por aquel entonces Alfredo Lola, popularmente conocido como el barbero.
Alfredo Lola |
Era el barrio del Parador, donde el bullicio de gente hervía por todos los costados, pues en aquella época se encontraban instalados varios negocios: María Socorro, que tenía estanco, ultramarinos, salón de baile y pensión. Por la parte de atrás, en el edificio posterior, la carnicería de Julio Naval, en frente la cartería y la barbería de Alfredo Lola y, al lado de mi casa, el chigre de Pepe Marina, que años más tarde lo regentarían Jesús y Rosa, y que ahora, en la actualidad, convertido en solar, por derrumbarse el edificio por colisionar contra él una camión cargado de madera, en el año 2001. También se encontraba un sitio emblemático de Riberas que era la bolera, y al otro lado de la carretera El Parque, donde se reunían casi toda la juventud. Allí tenía la parada el popular Zapico, más tarde Ángel Blanco y Alsa.
Mi trabajo consistía en madrugar para recoger el correo que llegaba diario, excepto domingos, a las ocho de la mañana, de Pravia, en Ángel Blanco , y luego, más tarde, el de las dos, que llagaba de Avilés. Había que clasificarlo todo y luego repartirlo. Si había certificados, telegramas o correo urgente, que en aquellas fechas había poco, se repartía todo junto, lo más pronto posible.
Elma, tras ella Presentina y, de la mano Ana en 1977 |
Durante aquellos años también había cartería para las filiales de la Parroquia: Los Veneros, La Llamera, El Truébano, Las Rabias, el Caborno, Santa Eulalia y El Villar, que lo tenía José la Roza, pero al retirarse José, pasaría la cartería para mí.
Antiguamente se pagaban los giros en las casas, y cuando había retiros (pensiones), se llevaban las cartas a los interesados. En mi mente quedan los recuerdos de tantísimos vecinos que mandaban leer la carta y luego explicarles lo que en ella contenía. Llevo muchísimos secretos en mis entrañas, de personas que me expresaban su vida económica y social, y también llevé, como no, numerosas alegrías, de lo cual me enorgullezco.
Elma en el cumpleaños de Esperancina con Isabel de Arco, Maria Josefa y Pili |
En la actualidad han cambiado las formas de repartir la correspondencia. Mientras, en mis tiempos, se hacía andando o en bicicleta, ahora lo hacen en coche o en moto. Las formas de comunicación son de otro modo: teléfono, fax, correo electrónico, telefonía móvil, etc. Siendo para un cartero actual, el trabajar más cómodo y ameno, teniendo además otro correo, pues es más comercial y empresarial, que personal.
A la atención de ELMA….la cartera de Riberas, persona irrepetible e inolvidable.
ResponderEliminarElma era una mensajera, de apariencia “picaresca” quizás lo mas bonito que Eros haya creado, tenía ese punto de ángel que nos gustaba a todos los niños. La encargada de trasmitir con sus cartas gritos de pasión, susurros de amistad y murmullos del corazón, misión que se tomaba muy en serio. Conocía la importancia de una sonrisa y de un saludo afable a un niño insignificante.
ELMA era Ministra de asuntos sentimentales porque no había tel. ni chats para ligar, sólo teníamos el papel y un corazón para escribir cartas de amor inolvidables que luego llevaría ella en volandas por toda la geografía de Riberas hasta llegar al corazón de la amada o del amigo.
Repartidora de sueños, vocacional de andanzas y dueña de mil historias inconfesables e irrepetibles no en vano todo el pueblo iba a su encuentro con devoción, respondiendo siempre con la mejor de sus sonrisas. No importaba la carga de trabajo, el esfuerzo ante las inclemencias del tiempo, siempre llegaba a todos los destinos, hubiese una gran nevada o lloviese a cántaros, para dirigirse a lugares de soledades y silencios. Y así un día, y otro día, hasta que uno se va haciendo mayor, y recuerda a ELMA, que fue el prestigio de Correos, por su tesón, valor y valentía, de servir a los vecinos de Riberas de manera comprensiva y humana.
Ciertamente, con el paso del tiempo nos hemos quedado sin las cartas de amor y sin aquellas honoríficas carteras, que lo daban todo por encontrar a su destinatario. Hoy, por desgracia, los buzones se llenan de fría publicidad, de cartas de bancos, y de montones de soledades. Ya no se reciben cartas de amor, ni de amistad, que en realidad eran todo un ramo de literatura, un instrumento de comunicación humana. Me arrepiento de no haber enviado más cartas, pero aún así me maravillo por lo bien transportadas que fueron las que envié.
Un saludo amigos - Luis Miguel 29 de noviembre
ELMA para nosotros fue una gran mujer,gran amiga y muy querida .Mi madre no sabia leer y cuando llegaban cartas nuestras desde FRANCIA o BELGICA siempre fue para mi madre una alegría que ELMA se las leyera, por eso y tantas y tantas cosas solo puedo decir ¡¡ GRACIAS ELMA ¡¡por ser quien fuiste te quisimos y seguimos queriéndote y recordándote allá donde estés. Any la de Contela
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