sábado, 15 de septiembre de 2012

Ramón Pérez de Ayala: Una novia en Riberas


Retrato pintado por Joaquín Sorolla

En el libro de Miguel Pérez-Ferrero Las Mocedades de Ramón Pérez de Ayala[1], libro que es fruto de las conversaciones mantenidas con el escritor durante los  dos últimos años de su vida, publicado once años después de su muerte, y que, según palabras de su esposa es “casi una biografía pues Ramón le dictaba muchas tardes al hilo de los recuerdos[2] encontramos una curiosa referencia a una novia que Pérez de Ayala tuvo en Riberas y de la que desconocemos su identidad:
“Durante los veranos de 1903 a 1907 que Ramón Pérez de Ayala pasó en Asturias recibió  notables visitantes, algunos de ellos invitados por el propio Ramón. En uno de esos veranos en que Rubén Darío se hallaba en España y no sabía a donde ir, encargó a Ayala que el buscase una casa en Asturias […]”
Jesús Andrés Solís, en su libro Vida de Ramón Pérez de Ayala[3], relata así este episodio:
“A principios del verano de 1905, encontrándose Pérez de Ayala con su familia en Oviedo, pensando en marcharse a Noreña, recibió una carta de Rubén Darío rogándole le buscase una pequeña casa en la costa asturiana para pasar el estío, indicándole que iría acompañado de una joven llamada Francisca Sánchez.
Pérez de Ayala, que continuaba veraneando en Noreña, solía ir algunos días a un pequeño lugar de la costa asturiana, Riveras de Pravia, donde pasaba el estío un amigo, a quien profesaba gran afecto, Pedro García Conde, que había estudiado la carrera diplomática y cuya familia estaba muy unida a la suya. Pesó entonces en buscar por esta parte la casa que Rubén Darío deseaba. Se le ocurrió visitar para ello el pueblo de San Juan de la Arena, que tenía playa, situado frente a San Esteban de Pravia y allí encontró lo que anhelaba. […]”[4]
Y continuando con el relato de Miguel Pérez- Ferrero:
“El chalet que  Ramón Pérez de Ayala había procurado a Rubén Darío era una casa cómoda y bien situada. Frontero a Las  Arenas se hallaba San Esteban de Pravia, que a la sazón disfrutaba de un hotel bastante bueno. Ayala fue a menudo a San Esteban, porque tenía novia en Riberas y desde allí la travesía  a este lugar apenas duraba. Se hacía corrientemente en un bote llevado a remo por un marinero, y el que tomaba como  pasajero al joven escritor era un viejo pescador al que se conocía por el mote de “El Bergantín”. Algunas veces Ayala remaba.”
Barca que cruzaba de la Arena a San Esteban hacia 1905
Foto sacada del libro"Ruta literaria de Ruben Dario por el Bajo Nalón"
editado por la Fundación Méjica en 2005
Esta estancia del escritor en el Bajo Nalón  le serviría para ambientar uno de los capítulos de su primera novela “Tinieblas en la Cumbres[5], novela fechada en 1905 y publicada en Madrid en 1907 con el subtítulo: (Historia del libertinaje). Novela póstuma de Plotino Cuevas.  El capítulo titulado “El pasado", en el que nos cuenta los orígenes de uno de los personajes de la novela, Rosina, transcurre en su mayor parte en La Arena:
Arenales está asentado muy cerca de la desembocadura de un río, y por aquél entonces, esto es, cuando nació Rosina, no alcanzaba más allá de una veintena de chozas, a dos kilómetros tierra a dentro, a causa del temor de riadas.
A espaldas de cada cabañita tendíase un huertecillo lindamente cuidado. […] En el pueblo había dos fábricas de escabeche, en una de ellas trabajaba Rosina.”
Más adelante, en el mismo capítulo, cuando narra la huida de Rosina, embarazada,  a servir a la capital, (“… el vientre crecía, aunque con parsimonia, y amenazaba delatarla.”), describe su paso por El Castillo:
“Rosina pasó junto a una aldehuela llamada El Castillo, por estar tendida al pie de una loma en cuya cumbre se asienta un torreón, loma que desviando el curso del río, hace un grande y apacible remanso”
Y por Riberas:
Las campanitas de una iglesia, sonaron joviales y temblorosas, como niños frioleros. Rosina apretó el paso para llegar a misa a Ribadesilos. Este pueblo no tiene otras construcciones que cuatro casucas, con sus hórreos o paneras, dos fincas de indianos, un parador y la iglesia, todo ello muy jabelgado y pulcro.
Rosina llegó jadeante, enrojecidos los pómulos, casi cárdenos, y las manos ateridas. Algunas mozas le preguntaron su derrotero. Ella les respondió que iba a servir. […]”
Intuimos aquí que el escritor juega con el nombre de nuestro pueblo:

                               RIBERAS DE PRAVIA   
                                                         I----> PRAVIA ----> SILO
                                                                                                I----> RIBERAS DE SILO ----> RIBADESILOS
Continúa Rosina su huida hacia San Juan de Beñes (¿Pravia o Santianes?) atravesando un grande y férreo puente construido gracias a la influencia del cacique, aunque no servía para maldita cosa”.
Portada de la primera edición del libro
                Para acabar esta entrada hacer una breve reseña de quien era Pedro García Conde, ese  amigo, a quien Ramón Pérez de Ayala  profesaba gran afecto y que veraneaba en Riberas:

Revista Blanco y Negro (Madrid)
21-06-1925 Pag. 101

                 Pedro García Conde nace en Pravia en 1887, ingresa en la carrera diplomática en 1911. Estuvo destinado en Austria, Suecia, Italia e Inglaterra. Entre los cargos que desempeña figuran  los de ministro en La Paz, Estocolmo y Atenas; Al inicio de la guerra civil  española ocupaba el cargo de  ministro- consejero de la embajada de Londres. Amigo de la familia de Carmen Polo, toma partido por el “bando nacional” y dimite de su cargo el 26 de julio de 1936.
 En diciembre de 1936 fue nombrado encargado de negocios en Roma, y el 22 de mayo de 1937, embajador en Italia, siendo así el primer embajador nombrado por la España Nacional. Permanecería en el cargo hasta bien avanzada la 2ª Guerra Mundial. Desde ese puesto fue el encargado de gestionar la ayuda bélica de Italia a Franco y su posterior pago. Más tarde también estaría en el centro de la encrucijada en la que se  decide la participación o no de España en la guerra mundial. Como curiosidad apuntar que al conde Ciano, yerno de Mussolini, no le debía resultar excesivamente simpático pues llega a calificarle en sus diarios como un gran necio, con un aire vetusto, prototipo del conservador pro monárquico .[6]
Posteriormente representaría a España como embajador en Rio de Janeiro y Lima. Falleció el 12 de mayo de 1952 y fue enterrado en el panteón familiar del cementerio de Pravia.
Esquela publicada en el diario ABC el 18 de mayo de 1952
Fuente: Hemeroteca abc



[1] Miguel Pérez-Ferrero “Las mocedades de Ramón Pérez de Ayala (1880-1908)”. Grupo Editorial Asturiano GEA Oviedo 1992
[2] Entrevista publicada en el ABC el 21-XI-1966 por Javier de Montini titulada: “Ramón Pérez de Ayala visto por su mujer” (Mabel Darknell Rick)
[3] Jesús-Andrés Solis “Vida de Ramón Pérez de Ayala” Imprenta EL FARO Candas 1979
[4] Esta versión de que  Rubén Darío llega a La Arena de veraneo por mediación de Pérez de Ayala, se contradice con una carta que publicaremos en un próxima entra dedicada al poeta nicaragüense en la que Ayala le dice que “por aleatorias circunstancias he llegado a saber que se encuentra veraneando en la Arena…” El artífice de traer al poeta a la Arena y Riberas creemos que fue el ribereño Feliciano Menéndez, propietario de las dos casas en las que se alojó Rubén Darío.
[5] Ramón Pérez de Ayala “Tinieblas en las Cumbres” Editorial Castalia. Edición de Andrés Amorós. 1971
[6] Xavier Tusell/Genoveva Garcia Queipo de Llano “ Franco y Mussolini” Editorial Planeta. 1985

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